Querido lector:

De nuevo los sindicatos representativos en el sector público volvieron a manifestarse en Castellón en contra de los recortes efectuados por la Generalitat en sus retribuciones. Esta vez han sido menos y han arrastrado a menos gente. Y conforme vayan pasando los días esta tónica seguramente continuará decreciendo ya que la administración autonómica ha ido pagando los gastos atrasados para el funcionamiento de los colegios, tanto sus contratos con los concertados como el sustento de los públicos y es de suponer que irá haciendo lo propio aunque perentoriamente con los ICO estatales con farmacias, con las empresas relacionadas contractualmente con la sanidad pública, con los libreros, con los abogados....

Es decir, con todo el tejido dependiente de la actividad pública en parte o totalmente, con lo que la implosión social mezcla de recortes e impagos se reducirá únicamente al entorno funcionarial, a los problemas laborales entre patrón público y empleado público, cuestión que sobre el papel hará disminuir el respaldo del cabreo social, de unos y otros, hacia los sindicatos públicos y las fuerzas políticas que han optado ahora por esta vía.

Eso es al menos lo que deben pensar los responsables de la Generalitat --que debido a la falta de tesorería no habían podido evitar el totus revolutum de las protestas--, al igual que los partidos de la oposición que se han sumado rápidamente como parte activa a cualquier agarradero de protesta contra las políticas del gobierno autonómico y que por supuesto están intentando prolongarlas por su rentabilidad.

Y por supuesto, los sindicatos del sector público que como es normal no van a cejar en unas reivindicaciones, que serán respaldadas... si no hay carencia en el servicio público.