Un total de 1.118 personas muertas es el recuento provisional, hasta la fecha, de las víctimas del incendio y derrumbe del edificio en un complejo industrial cercano a Dacca, en Bangladés. Allí se ubicaban talleres de confección textil donde el respeto a los derechos del ser humano estaba en entredicho.

Un dólar era el salario medio por jornada de trabajo que nunca bajaba de las doce horas. Amenazados por sus jefes, los trabajadores quienes ya habían detectado grietas en el edificio, se incorporaron, no sin reparos, a sus puestos de trabajo. Allí no hay derechos sino que impera la ley del más fuerte y la terrible necesidad del más pobre. La falta de solidez del edificio y la puesta en marcha de unos generadores en la parte superior del mismo, por falta de energía eléctrica, dieron lugar a unas vibraciones similares a las de un seísmo y el resultado, ya lo saben Uds.

Al igual que ocurrió, años atrás, con ciertas marcas de zapatillas de deporte, en otros países emergentes, la explotación del ser humano, en este caso de menores, dio como consecuencia un boicot a las marcas implicadas, en el mercado mundial.

Siento decirlo pero en el edificio siniestrado hay una firma española que producía muchos de sus productos de confección. Juzguen ustedes si se justifica la avaricia. H

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE de Castellón