Blanco y en botella. Durante años, asistimos en la Comunitat a la gran fiesta del PP valenciano. Mientras los valencianos y valencianas se levantaban cada mañana para sacar adelante sus casas, sus empresas, sus comercios… los gobernantes se dedicaban a lo suyo, según han ido relatando en los últimos años los protagonistas del festival del desmadre.

Y tal era la avidez por continuar con la fiesta, que una parte importante de su esfuerzo lo dedicaban a perpetuar su situación, haciendo trampas en las elecciones y, según parece, usando recursos ilegales solo al alcance de ellos. Mientras tanto --«parte y reparte...»--, arruinaban la economía valenciana con el desastre de la especulación urbanística, acababan con todas nuestras entidades financieras, quebraban las cuentas de una comunidad de gente honrada y trabajadora que no merece esto.

Era la fiesta del PP valenciano. Pero en mi ciudad, en Vila-real, parece que no eran ajenos a esta fiesta. La justicia sigue investigando, pero hay algunas cosas que parecen claras: las empresas locales tenían las puertas cerradas del Ayuntamiento de Vila-real, porque la mayor parte del pastel era para una empresa llamada Piaf; la mayoría de las obras que hizo el Partido Popular en Vila-real tuvieron importantes sobrecostes, en algunos casos ante la estupefacción de los ciudadanos; en la investigación del caso Gürtel de presunta corrupción del PP valenciano, la Guardia Civil alertaba que había indicios de que el acto de presentación del exalcalde del Partido Popular en Vila-real fue pagado por la empresa Piaf; esta misma empresa intentó colar a la ciudad alrededor de 600.000 euros en facturas falsas que el nuevo equipo de gobierno, cuando llegamos al consistorio en el 2011, evitamos pagar y que todavía hoy sigue investigándose en los juzgados; los empresarios responsables de Piaf han reconocido en sede judicial que pagaban al Partido Popular comisiones de forma irregular; esta semana, en las sesiones del caso Gürtel, el exsecretario general del PPCV Ricardo Costa declaraba que Piaf era una de las empresas colaboradoras con el Partido Popular para la financiación irregular. Como alguien me dijo ayer... blanco y en botella.

En su declaración, Ricardo Costa pedía perdón a la sociedad valenciana por la fiesta del PP. Me da igual si lo hacía por defenderse o si lo pensaba de forma sincera, pues al menos lo sitúa en el plano de la extrema debilidad humana, que no advertimos en la desvergüenza del expresidente Camps o el presidente Rajoy, que nos quieren hacer pasar a todos por tontos. Y lo hacía, seguro, consciente de lo más grave, y es que la resaca de la fiesta del PP la estamos pagando todos y especialmente los más débiles de la sociedad.

La justicia tiene la última palabra y la dirá. Para el resto de los mortales, blanco y en botella.

*Alcalde de Vila-real