Mientras los ministros insisten en sus declaraciones públicas en que el país cumplirá los objetivos de déficit público, la diplomacia presiona en Bruselas para conseguir que la Unión Europea flexibilice la obligación del 4,4% para este año. De mantener esa meta, habría que ajustar unos 28.000 millones además de los 16.000 de diciembre. Hay consenso en que una poda de ese tamaño en una situación recesiva supondría una caída en barrena.

Las gestiones del Gobierno en Bruselas obtuvieron una ambigua comprensión del presidente de la Comisión. Pero el comisario de Asuntos Económicos reclamó el detalle del déficit del 2011 y las medidas concretas a aplicar en el 2012. Y ayer insistió. El Gobierno ha cumplido a medias la primera condición, porque cifra el desvío en el 8,5% pero no explica qué lo provoca. Además, intenta culpar al anterior Gobierno y responsabiliza a las autonomías, cuando el PP gobernaba casi todas. Mariano Rajoy se resiste a concretar qué medidas adoptará hasta que pasen las elecciones andaluzas. Bruselas no analiza al Gobierno del PSOE, sino las finanzas españolas. Rajoy debería tenerlo en cuenta y podría fijarse en Mario Monti, que ha puesto en marcha un plan de lucha contra la economía sumergida y la evasión fiscal para aumentar ingresos.