Castellón ha sido noticia en los últimos días por su deseo de acoger el proyecto Eurovegas. El empresario Jesús Ger, responsable de levantar en Oropesa el complejo Marina d’Or, ha anunciado públicamente su deseo de que los terrenos de que dispone entre Cabanes y Oropesa, previstos para albergar el conocido como Marina d’Or Golf, se conviertan en el espacio que albergue uno de los proyectos de inversión más importantes que en estos momentos se están desarrollando a nivel mundial.

No han faltado enseguida las voces de algunos que en seguida han criticado la iniciativa. Pero el hecho merece justo lo contrario. Castellón tiene méritos suficientes y cualidades como para aspirar a convertirse en la sede de un proyecto de las características de Eurovegas. Es digno de loar, y debe llenarnos de orgullo, que Castellón cuente con empresarios como Jesús Ger, hombre valiente donde los haya, que no solo ha convertido su modelo turístico en un referente en toda España, sino que incluso lo ha exportado a otros países, demostrando que la provincia no solo sabe hacer bien cítricos o baldosas cerámicas, sino todo aquello que se proponga.

Mucho más mérito tiene el esfuerzo de Jesús Ger si se enmarcan sus pretensiones con el contexto económico que vivimos, marcado por una profunda crisis económica. Pero si se analiza bien, en seguida nos damos cuenta de que ese es el camino que debemos emprender todos. Es el momento de marcarse nuevos retos, trazar nuevos horizontes y luchar, con todas las fuerzas, para conseguirlos. Estos valores han estado toda la vida en el ADN del tejido empresarial de Castellón, como ha quedado demostrado a lo largo de la historia, pero tal vez el desánimo que se ha implantado en las conciencias de los castellonenses, en términos generales, impidan ver nuestras verdaderas capacidades, que son muchas.

Pero además de empresarios con ideas, tesón y medios para poder desarrollar cualquier proyecto, Castellón es mucho más. Tenemos un clima privilegiado, único en nuestra geografía, que además, es un recurso gratuito. A todo esto hay que añadir otros factores, como la disposición de un aeropuerto, una futura conexión con alta velocidad, ya proyectada. Una ubicación estratégica situada increíblemente junto a la costa, además de estar a tres horas de Madrid y Barcelona, y a una de Valencia. Y por si fuera poco, existen los terrenos perfectos, con las dimensiones suficientes, para albergar un proyecto así. Todos autorizados y calificados para entrar, ya mismo, a trabajar en ellos. También admiten, legalmente, la construcción de torres de 40 plantas de altura. Y también hay desaladora para atender el previsible aumento de la demanda de agua, así como espacio para construir tres campos de golf, los mismos que reclama el magnate norteamericano.

Evidentemente, la inversión es privada, y el propietario de la idea invertirá donde más crea conveniente. Pero también es verdad que no existe una ubicación más apropiada que Castellón para albergar los 26.000 millones de euros que se invertiría en el complejo, la mayor en la historia del Viejo Continente, que generaría otros 28.000 empleos directos. La Generalitat Valenciana, como ha manifestado el presidente, Alberto Fabra, así como el presidente de la Diputación Provincial de Castellón, Javier Moliner, no se han quedado de brazos cruzados, y ya han mostrado su disposición a trabajar para que el Eurovegas venga a Castellón. De hecho, si la provincia puede soñar con optar a un proyecto así es, precisamente, por el trabajo desarrollado desde el Consell y la Diputación en la creación de infraestructuras y la aprobación de los PAI que hoy podrían hacerlo posible.

Castellón merece el Eurovegas. Es el momento de trabajar todos unidos por la consecución de este objetivo. Y también por todos los que nos propongamos. Desde Castellón y desde la Generalitat, vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que pueda ser una realidad. Y si finalmente, no puede ser, seguiremos trabajando para que puedan ser otros muchos. Administración, empresarios y ciudadanos, todos de la mano, yendo unidos en una misma dirección. En beneficio de todos. Solo así podremos abandonar estar crisis. Es hora de que empecemos a creer en nuestras posibilidades y nos valoremos como lo que somos: una provincia capaz de aspirar a todo lo que se proponga. Con humildad, pero con convicción. H