El año 2017 se ha convertido en el año en que los vila-realenses tienen que apretarse el cinturón. Por el desastre que el equipo de gobierno de Ben-lloch ha provocado en la ciudad con su gestión, todos los vecinos tenemos que hacer frente a la imposición de un modelo de ciudad faraónico. Y a ello se le une que nuestro alcalde no muestra ningún sonrojo a la hora de mentir de forma pública. Prueba de ello es que la semana pasada aseguró que durante su mandato había bajado los impuestos. Ningún impuesto ni tasa ha sufrido variaciones desde que gobiernan el PSPV-PSOE y Compromís y el IBI va a subir un 10% este año.

Desde el PP siempre hemos apostado por rebajar los impuestos, por la libertad económica que permite crear oportunidades y riqueza. Frente a ello, nos encontramos con un Ayuntamiento que sube los impuestos y crea tasas, como en el caso de la que han impuesto por el uso de las instalaciones deportivas.

Y todo debiendo dinero a los autónomos, a los empresarios que trabajan para la ciudad y a las asociaciones y entidades. Los pufos de Benlloch son cada vez más grandes y ahora ha subido los impuestos para intentar parar esta sangría, pero, o cambia su modelo por una gestión responsable o las cuentas públicas se seguirán resintiendo.

El alcalde sigue empeñado en construir una ciudad paralela al margen de las necesidades reales de nuestra ciudadanía. Su interés en comprar palacios y edificios sin ni siquiera tener claro para qué los quiere responden a la vieja política de la izquierda de gastar y gastar siempre más de lo que se ingresa.

Ahora mismo Benlloch tiene la oportunidad de rectificar ya que gracias a la petición del PP se va revisar el catastro, lo que puede implicar que los vecinos puedan beneficiarse de una rebaja en sus impuestos aunque el alcalde ya ha dicho que lo va a impedir. Esperemos que rectifique y que dé un respiro a los vecinos.

*Portavoz del PP en Vila-real