Querido lector:

Si la Generalitat cumple sus objetivos del año 2013, la administración valenciana del 2014 de Alberto Fabra no se parecerá en nada a la heredada de Francisco Camps. Y un hombre tiene la responsabilidad de hacerlo efectivo, José Císcar, vicepresidente de la Generalitat al que Fabra ha fiado el control absoluto de la administración valenciana como coordinador de todas las consellerias de su gobierno con el añadido el pasado viernes de ser el presidente de la comisión liquidadora de las empresas públicas fallidas o ahora inviables de la era de la grandilocuencia y el despilfarro de Camps. Es decir, el controler de que todos los procesos de externalizaciones, privatizaciones y ventas, según cada caso, que se ponen en marcha para redimensionar el sector público, evitar su volumen desmesurado y sus desorbitados costes corrientes, financieros y de personal que suponen una losa demasiado pesada para las arcas públicas por su inviabilidad actual.

Así, a la reestructuración del sector público iniciado en 2012 (Ferrocarriles de la Generalitat, Vaersa, etc.) que están suponiendo los primeros Eres públicos; a la reorganización en grandes holding públicos de servicios, proyectos y empresas (por ejemplo CulturArts en la que se integra Castelló Cultural); al proceso de venta de edificios públicos iniciada esta semana pero que seguirá durante el año, fruto del proceso de integración de la mayor parte de departamentos de las consellerias en un solo complejo administrativo, en Valencia, se unen ahora la Ciudad de la Luz de Alicante, la Universidad Internacional Valenciana (VIU) con el rectorado en Castellón, el Circuito del Motor, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, menos el Palau de les Arts o el mismo Aeropuerto de Castellón.

El objetivo de Fabra, por tanto, es el control absoluto de los procesos y de las negociaciones para evitar operaciones que puedan comprometer la posición del Consell o le marquen desde fuera la agenda, que es lo que ha ocurrido precisamente esta semana con el anuncio realizado por Carlos Fabra sobre la oferta de compra del Aeropuerto de Castellon, fuera de toda previsión y control desde el Palau.