El pabellón de la Comunitat Valenciana en FITUR ha merecido el reconocimiento de Feria Madrid por su diseño. Un espacio promocional que ha costado un 22% menos que el del año pasado y menos de la mitad de aquellos que hace una década adjudicara el PP a Orange Market, la rama valenciana de la trama Gürtel. Este premio llegaba a la vez que imputados y condenados se sentaban en el banquillo de la Audiencia Nacional.

Se han escuchado determinantes declaraciones de quienes durante años se apropiaron indebidamente del dinero público y financiaron ilegalmente sus campañas electorales. Aquella mafia de la que no se podía hablar, aquellos que perseguían a periodistas por contar la verdad, aquellos amiguitos del alma que vivían entre el despilfarro, la hipocresía y el delito. Aquellos señores y señoras que ensuciaron las instituciones públicas, que reventaron el sistema desde sillones oficiales dañando la democracia. Los mismos que se consideraban víctimas de una persecución y héroes en las urnas. Los mismos que le hacían la ola a Carlos Fabra, el ciudadano ejemplar que ensalzaba Rajoy. Delincuentes que, mientras recortaban en derechos y ayudas, iban vaciando la caja pública.

No olvidemos como el ahora presidente del Gobierno reconocía a aquellos ciudadanos ejemplares de esta autonomía, que, ya imputados, condenados o bajo sospecha, sonreían a las cámaras defendiendo su inocencia y atacando duramente a los medios de comunicación que hacían su trabajo. Los hechos son tan evidentes que es imposible digerir más cinismo y soberbia. Tanta vejación y afrenta pública no tienen perdón. Rajoy debe dar la cara.

El goteo permanente de tanta ignominia se vuelve a sentir cuando la nube tóxica de TVE sigue torciendo la verdad y priorizaba la caída de un árbol en Holanda para abrir un telediario el mismo día que en la Audiencia Nacional declaraban estos personajes. O cuando el vicesecretario de comunicación del PP hablaba en València del potencial económico, turístico y cultural de la Comunitat Valenciana «frente a quienes quieren convertirla en un apéndice de sus Països Catalans con adoctrinamiento educativo y discriminación lingüística». Es vergonzoso e indignante. Lo que deberían hacer es devolver el dinero que han robado al pueblo valenciano y respetar nuestra dignidad, la misma que vapulearon y humillaron.

*Periodista