Una palabra que estos días suena mucho en los medios a propósito de la Semana Santa y sus actos. Influida, busco información sobre antiguas cofradías de Castellón y las noticias documentales más antiguas encontradas se remontan al siglo XIV.

Corresponden a un momento difícil para la villa en el que las diferencias enconadas entre Pere IV con su madrastra y hermanastros, unidas a la prolongada guerra con Pedro I de Castilla, tuvieron aquí funestas consecuencias. Momentos en los que estas tierras fueron escenario de violentos sucesos entre el rey y el príncipe Ferrán que, fue prendido por orden real y ejecutado en Borriana en 1363.

En aquel contexto el Cerimoniós puso temporalmente a Castellón en manos del conde de Trastámara. La penuria económica era patente y la villa elevó a la corona un escrito ante los grans càrrechs e oppremiments que estaba soportando.

La súplica fue atendida, se eliminaron cargas económicas y, entre otras cosas, se ratificaron los estatutos de la Confradía dels Llauradors, llamada de sant Miquel, que, como un buen reflejo de la penosa situación que atravesaba la comarca, estaba en trance de desaparecer. Como elemento indispensable para el sostenimiento económico, sin labradores la villa perecería y eso era algo que se había de evitar a toda costa. H

*Historiadora