A diferencia de la famosa serie de los 80, no tenemos un guapo Sonny Crockett que nos salve de la corrupción actual en la Comunitat Valenciana. No damos abasto. Del Gürtel pasamos a Torrevieja con sus basuras, saltamos al caso Brugal y sus sobornos, a Emarsa y el saqueo impúdico de Aguas de Valencia, al caso Fabra con las presuntas irregularidades del anterior presidente de la Diputación, el caso Nóos apunta a Paco y Rita (y no es de Trueba y Mariscal el culebrón) y para acabar (eso espero) el desvío de fondos en Cooperación.

Alberto Fabra dice que cortará por lo sano cualquier situación de supuesta corrupción pero le faltan manos para firmar los ceses prometidos, apenas ejecutados en el caso que nos ocupa ahora. Toda delincuencia avergüenza pero quitar el dinero público, también el recaudado por los ciudadanos, destinado a países como Haití que aun espera el prometido hospital o ese dinero para crear pozos en Nicaragua eso, no tiene nombre. Dinero que se ha usado para comprar pisos o cobrar informes técnicos millonarios y así sobornar a las ONG obligadas a pagar por ellos si querían ayudas de la Conselleria de Solidaridad, dirigida entonces por el actual portavoz del PP, el señor Blasco al que supuestamente, también le salpican los contratos de servicios telefónicos del menor, del mayor o dependencia cuando era conseller de Bienestar Social. Si no son los responsables políticos que no, serán los jueces y al president de la Generalitat no le quedará más remedio, si aun existe como tal, que cesar a los supuestamente delincuentes de guante blanco, cargos públicos imputados en todos los casos que actualmente llenan de mierda nuestra Comunitat Valenciana. H