La corrupción es “un” problema, no “el” problema. Todos estamos asqueados de la hornada de casos de corrupción que hemos visto aflorar en los últimos tiempos. Indignados y cabreados hemos visto como desde todos los partidos, organizaciones empresariales y sindicatos han salido personas que han utilizado sus cargos para estafarnos dinero público. Es el tema de conversación.

Ayer mismo se celebró un debate monográfico en el Congreso de los Diputados en el que se han presentado una serie de medidas encaminadas a combatirlo. Pero, ojo, no es el mayor problema que tiene España. El Gobierno de España, el valenciano y el castellonense están sacando a la luz cualquier caso y expulsando a los causantes. No hay otra: utilizar el estado de derecho para eliminar la suciedad. Sin perjuicio de creer que habría que trabajar por mejorar la imagen que tiene la ciudadanía de los políticos es mucho más importante, en mi opinión, vital incluso, que no se pierda la confianza en el sistema. Y nuestro sistema democrático se está demostrando eficaz. Procesamientos, condenas, investigaciones, destituciones o dimisiones acaban decidiendo que quien lo merece, sufra las consecuencias de sus actos. No hay otra manera de funcionar, es imposible crear filtros a priori que sean cien por cien efectivos porque solo quien es honrado puede dejar de serlo. Lo que sí se puede hacer es extremar la transparencia y la exigencia en el ejercicio de los cargos públicos, creando los controles necesarios.

Sin borrar ni una coma, sin embargo, impera en la opinión pública, alentada desde muchos medios de comunicación, la idea de que es el único problema que tiene nuestro país. Y nada más lejos de la realidad. Seguimos teniendo tasas de paro insoportables, una generación que no encuentra oportunidades, muchas personas en riesgo de exclusión social. En fin, convendrán conmigo que son problemas como mínimo tan graves como la corrupción. Conviene no olvidarlo. Los corruptos, fuera del sistema mediante las herramientas de que disponemos pero los demás problemas deben ser atacados, como lo están siendo. En caso contrario corremos el peligro de dejarnos arrastrar por cantos de sirena cuyo único discurso es la corrupción, con ideas inexistentes o fantasiosas sobre como atacar los grandes problemas.

En definitiva, conviene no olvidar que hay importantes problemas en los que trabajar y que las políticas de los gobiernos del Partido Popular lo están haciendo y, en mi opinión y en la de las cifras mejora del empleo, crecimiento económico, mejora de las exportaciones, etc.) de manera efectiva. H

*Alcalde de Xilxes y secretario ejecutivo de Turismo del PPCS provincial