El periodismo atraviesa una grave crisis, ya no sólo económica, sino por la ausencia de determinados valores que se les supone a los que ejercen este excelente oficio. Los periódicos, prácticamente ya no se hacen de manera reflexiva, buscando el interés general de la colectividad. Es más si los lectores supieran cómo se prepara la edición de un diario o el informativo de una radio o TV, ipso facto dejaría de ir al kiosco o desconectaría.

La caída de la publicidad ha provocado que los contenidos informativos sean comerciales. Tanto pagas, tanto sales. A ello se une la figura de un nuevo periodista, sin formación específica, que antepone su interés particular, sus filias y sus fobias para tratar una información. La política y el modelo tradicional de ejercerla han entrado en crisis. Los ciudadanos pondrán a cada uno en su sitio. Es el primer estamento que sufrirá una gran transformación en breve. El siguiente estamento, casta dicen algunos, en sufrir una catarsis brutal serán los medios de comunicación, si de verdad los que vayan a gobernar pongan tierra de por medio y sean firmes en sus relaciones mediáticas. Determinados contactos con el establishment político huelen ya a podrido. Lo ideal es que unos hagan política y otros informen, esto es, cada uno en su sitio. Sólo así emergerá el buen periodista, libre y sin ataduras. H

*Periodista