La gran cruz que se alza en al parque Ribalta de Castellón es un símbolo de la dictadura. Para ello recurrimos a la historia que nos ofrece conocimiento a través de la investigación que nos brinda la ciencia.

La Jefatura Provincial de Propaganda inicia el 1939 las primeras gestiones para levantar una cruz por los caídos. El Ayuntamiento tomó la iniciativa en abril de 1940 de costear un monumento a los «Caídos por Dios y por España», solo para los vencedores de la Guerra Civil. No podía tomar una decisión unilateral sin el consentimiento de Madrid por lo que dirigió una carta al departamento de Plástica del Ministerio de la Gobernación. Desde el consistorio le remiten un proyecto del arquitecto Francesc Maristany Casajuana ajustado a las normas que dicta el ministerio. Tras unos trámites burocráticos fallidos, se necesita la aprobación de la Dirección General de Arquitectura.

En la documentación se insiste en que la obra se efectuaría de forma inmediata y permitiría, en ese sentido, paliar y disminuir el paro de forma temporal.

Se recomienda un lugar apartado del bullicio y no alejado del centro. En primer lugar eligen la plazoleta enfrente de la plaza de toros donde en la Segunda República se situaba una biblioteca. Luego deciden buscar un emplazamiento más reservado, ya definitivo, en el paseo Ribalta.

Se inaugura el 29 de octubre de 1944 con las flechas de Falange y la inscripción Caídos por Dios y por España. Presentes!

En la Transición se eliminan los símbolos de la Dictadura y se dedica el monumento a las víctimas de la violencia. En la actualidad, en cambio, la gran cruz no tiene ninguna referencia escrita. Hasta los años 80 del siglo XX ha sido lugar de celebración por parte de los franquistas.

La cruz del parque Ribalta no es solo una cruz: es un monumento franquista que debe ser eliminado cumpliendo el artículo 15 de la ley de Memoria Histórica.

*Historiador y miembro del Grup per la Recerca de la Memòria Històrica