Querido lector:

No lo podía hacer de golpe porque hubiera supuesto una auténtica revolución en su propio partido y un suicidio político aplicarla nada más hacerse cargo del gobierno de la Generalitat y del mando del PP regional. Pero erre que erre, Alberto Fabra, en una cruzada contra todo pronóstico, estableció en su día una línea roja contra la corrupción y sorprendiendo a propios y a extraños la ha mantenido sostenida a rajatabla conforme han ido aflorando los casos judiciales que han implicado día sí, día también, a gran parte del entramado de la administración que ha heredado de su antecesor, Francisco Camps... que vaya herencia política y económica.

No le ha temblado el pulso. A todo cargo público dependiente de su competencia supuestamente implicado en casos de corrupción lo ha apartado ipso facto sorprendiendo y malhumorando a la burocracia y la jet set popular instalada cuan mafia marbellí en el Cap i Casal, a todo su sostén mediático conservador e incluso al contemporizador y al opositor, que no saben ya cómo abordarlo. Ha rebotado a todo el entramado alicantino, que tela marinera lo que huele por allí y lo ha ejemplificado en Castellón para que sigan la línea sin salirse ni un ápice. Ha superado las líneas éticas de su propio partido a nivel nacional dejando en evidencia al propio Rajoy con su particular estigma Bárcenas, por mucho que los Floriano y cía anden ahora estableciendo nuevos parámetros procesales. Y finalmente ha desarmado estrategias de la oposición (PSPV, Compromís y EU) que no ha sido capaz de llegar tan lejos en medidas anticorrupción en sus propias filas y a los que solo ha dejado margen de crítica en el terreno de los diputados, propietarios de sus actas, sobre los que no tiene potestad pero que de una decena inicial ya solo quedan tres, y sobre Cotino, aún no imputado pero que todo llegará.

Tras tres años así de limpieza de la basura de Camps, la preguntas son obvias. La línea Fabra es propia, no hay duda, pero ¿sus propias huestes y sus terminales van a aceptar la regeneración? ¿Y va a ser suficiente para calar en la ciudadanía?