La historia del Fadrí se remonta a finales del siglo XVI, al año 1451, cuando el Ayuntamiento de Castellón decidió realizar las obras que se prolongaron hasta 1604, en una época en la que la ciudad tenía unos 4.000 vecinos, que fueron testigos de la gigantesca obra. Se trata de uno de los pocos campanarios municipales de todo el país y además cuenta con una singularidad que da razón a su nombre, que se encuentra separado de la catedral de Santa María, en la plaza Mayor. Destaca el reloj que tiene en la fachada y las gárgolas que divisan las calles.

La torre vigía de la ciudad, con sus 47 metros de altura, ha vivido el progreso de la capital de la Plana y cumplió en el 2004 ya 400 años. El símbolo de Castellón ha sido testigo de múltiples acontecimientos, como los espectáculos taurinos y el mercado cubierto de la plaza Mayor, la nevada de los años 40 o las fiestas de la Magdalena.

Además, el emblemático campanario de la ciudad sirvió también para colocar las sirenas que avisaban de los bombardeos a lo largo de la Guerra Civil. H