Desde que decidí entrar en política una de las cosas que más me sorprendió fue la capacidad del viejo bipartidismo para excusarse continuamente. El Gobierno del Botànic se ha pasado la legislatura echándole la culpa de su mala gestión a la herencia recibida por el PP y a Madrid con la infrafinanciación.

Ahora que M. Rajoy descansa en Santa Pola, el PSOE por fin se ha quitado la careta. Y es que Madrid debe de ser la ciudad que de verdad tiene un color especial pues quien se sienta en el escaño del Gobierno se olvida pronto de sus promesas y sus exigencias. La Comunitat Valenciana, de repente, ni está infrafinanciada ni urge un cambio en el sistema de financiación autonómica. Ya no corre prisa. Ya no hay tiempo ni tampoco ganas. El Gobierno del escaparate está más pendiente de gestos que de políticas reales que puedan afectar a los españoles y los valencianos. La bofetada de Sánchez con el silencio cómplice de Puig ha sido mayúscula, al igual que la traición, aunque esto último no nos extraña tanto. Es lo que han venido haciendo toda la vida PPSOE, jugar con la financiación según sople el viento.

Al final, la defensa de una financiación justa era postureo y un intento de arañar votos a Compromís. Veremos si a partir de ahora escucharemos con tanta vehemencia ese mantra de «España ens roba» y si volverán las reivindicaciones constantes a Les Corts y a las calles.

En Cs, les aseguro que, no nos vamos a callar. Desde el sentido común vamos a pedir lo que nos corresponde, como siempre hemos hecho. No queremos privilegios, pero tampoco ser los últimos de la clase y tener que aguantar que gobierno tras gobierno se burlen de nuestras reivindicaciones. Y, sobre todo, lo que les garantizo es que con Cs la culpa no será más del cha-cha-cha.

*Diputada autonómica y portavoz provincial de Ciudadanos