En Ciudadanos y Podemos lo tienen claro. No les gusta cómo vota la gente. A los primeros les gustaría que alguien se creyera eso de que son la alternativa del centro y los segundos no soportan la idea de reconocer que su discurso se ha agotado y que están condenados a perder la confianza de quienes les pusieron de moda; porque eso es lo que pasa con las modas, que acaban pasando.

Ambos hablan con desprecio de los partidos «tradicionales», así nos llaman a quienes comicios tras comicios hemos logrado la confianza mayoritaria de la ciudadanía. Para ellos, la experiencia y la contrastada solvencia gestora, son inconvenientes contra los que hay que combatir. Porque ellos son los del cambio. Les gusta tanto lo del cambio que ahora quieren cambiar la ley electoral. Quieren hacer un texto a su medida, a la medida de las minorías, para que vote lo que vote la gente, se puedan perpetuar los gobiernos de la no representatividad.

Pueden vender el discurso de cuantas maneras quieran pueden escribir tuits ingeniosos, que al final va a ser lo mismo: saben que la ciudadanía no confía en ellos, que no van a ganar elecciones y por ende necesitan que la ley priorice sus gobiernos de coalición, que en la gran parte de los casos no son más que la suma de quienes no han conseguido la confianza suficiente en las urnas.

Esto es un poco como si en la liga de fútbol, cinco o seis equipos decidieran juntarse para poder sumar más puntos que el primero y jugar así la Champions League. Claro, las matemáticas no fallan: dos más dos son cuatro, pero en política no hablamos de matemáticas.

Salvo contadísimas excepciones, las coaliciones no son más que un engaño, pues quienes se unen para gobernar no tienen nada en común y por ende engañan a sus propios votantes, solo por tener el control del mando a distancia.

Con esa propuesta de nueva ley electoral quieren que los ciudadanos vayan a votar, que elijan quien quieren que gobierne, para después repartir esos votos a su antojo. Y después se llaman demócratas... porque demócrata ya no es quien gobierna tras ganar unas elecciones, sino quien sabe mercadear mejor con las sumas y las restas.

*Concejal y presidente del PP de Nules