Querido lector:

Espero que la vorágine preelectoral que está atenazando a los partidos políticos valencianos ensimismados cada uno de ellos en sus diatribas internas para seleccionar candidatos (PSPV y EU); para debatir (aún y va para largo) cómo elegirlos (Compromís); para analizar incluso si se presentan, si se alían o si no hacen nada (Podemos); para solventar la grave crisis que ha provocado precisamente la elección de candidatos (UPyD); para denostar al que tienen a ver si otras facciones ponen al suyo (PP) o para establecer alianzas pre o poselectorales (todos)... a fin de que se dediquen a los problemas reales que afectan a la sociedad.

En el caso de Castellón, por ejemplo, el grave riesgo de desaceleración que está viviendo el sector industrial más importante de la provincia a causa de la caída de mercados exteriores y por la falta de apoyo financiero y energético en su propio territorio, que puede echar por tierra la incipiente reactivación económica en Castellón, tal y como les avanzábamos ayer.

O el grave problema que les señalamos hoy sobre la alarma existente en el sector agrícola provincial que ya ha comenzado con las restricciones de agua para riego a causa de la grave sequía con el consiguiente riesgo que ello supone para la producción, entre ellas, la citrícola, de peso crucial también para la economía de Castellón.

Que no les extrañe a nuestra clase política que la desafección social pueda ser generalizada. Porque además de la corrupción, la judicialización política o los escándalos de la clase económica, al ciudadano de a pie le provoca tanta desafección o más el hecho de que los responsables de la gobernanza pública se dediquen más tiempo a sí mismos o a pelear con el contrario, que a los problemas reales de la sociedad. Los dos que he puesto como ejemplo o mil más por los que hay que trabajar y que parece que se están dejando de lado.

Por supuesto que la lid política debe existir y es necesaria y sana, pero siempre deberá ser colateral en relación a su fin último: el servicio a la ciudadanía.