Por qué hasta el día de hoy no nos hemos planteado que las deportistas de élite deben tener derecho a ser madres y poder seguir con su profesión? ¿Por qué en pleno 2018 es noticia que un club de fútbol (Ajax de Amsterdam) renueve el contrato de una jugadora que está embarazada? ¿Cómo es que hoy en día se debe tratar de un hecho heroico que una windsurfista vuelva a estar en el podio habiendo sido madre y sin los patrocinadores que le retiraron la ayuda por el hecho de quedarse embarazada? ¿Por qué es noticia que una deportista vuelva a estar en los podios después de haber sido madre? ¿Por qué se tiene que escoger entre ser madre o ser deportista de élite? ¿Por qué se sanciona si siguen ganando?

Vivimos en una sociedad donde la reivindicación por la igualdad real y efectiva está llenando las calles. Las deportistas no se quedan atrás y quieren disfrutar de la igualdad que les corresponde tal y como se reclama en todas las demás esferas. Ser deportista de élite implica muchos sacrificios y muchas horas de entrenamiento. Pero dentro de estos sacrificios ya no deberíamos encontrar el hecho de renunciar a ser madre o tener que elegir entre ser madre y ser deportista de élite.

Cuando las reglas del juego son pensadas y hechas por hombres y para los hombres, y cuando las mentalidades no se ajustan a los cambios sociales y necesidades de la sociedad, es cuando surgen incongruencias. La retirada de becas o de espónsores a las chicas deportistas en el momento que se plantean ser madres o comienzan el proyecto de la maternidad son sistemas discriminatorios hacia las mujeres y que denotan que el sistema deportivo no está a la altura de la nuestra sociedad. Si este hecho se planteara en la empresa privada, rescindir el contrato laboral por quedarse embarazada, se consideraría una clara discriminación de género y una vulneración de los derechos de las mujeres. En el deporte, en cambio, en algunos entornos incluso se justifica, y a menudo se oye hablar de la cláusula antiembarazo que, si bien no de forma explícita, de forma indirecta restringe duramente la libertad de las deportistas para ser madres.

El hecho de sancionar a las deportistas, y también a las entrenadoras, por querer o ser madres es un ejemplo más de las discriminaciones que están presentes en las estructuras y organizaciones del sistema deportivo. Aquellas deportistas que han decidido ser madres todavía tienen mucho más para ofrecer al deporte, pero el sistema que tenemos nos hace perder su talento. El mundo del deporte debe aspirar a más. Debe querer ser el ejemplo a seguir por el conjunto de la sociedad. No todo vale y menos discriminar a las deportistas que están en momentos clave de sus carreras profesionales y también personales.

El sistema deportivo, las administraciones públicas mediante un marco legislativo adecuado y coherente, las federaciones internacionales y nacionales con sus respectivas normativas, los clubes a la hora de establecer los contratos y la cultura del club, y todas las personas que están en lugares de toma de decisiones pueden contribuir a que la deportista de élite, como en muchas otras profesiones, no se vea obligada a elegir entre ser madre o seguir con su carrera profesional.

*Profesora e investigadora