Estamos asistiendo a la mayor emergencia humanitaria desde la II Guerra Mundial. El conflicto armado en Siria ha provocado que más 4,8 millones de personas se conviertan en refugiadas, la mayoría en países vecinos como Egipto, Líbano, Turquía, Irak y Jordania. Huyen de su país con la esperanza de poder vivir lejos del horror de la guerra, hacerlo en libertad y sin ser olvidados. Sin embargo, Europa asiste de nuevo a este dramático acontecimiento con la impasibilidad y el egoísmo de aquello que no nos afecta directamente.

Desde el ámbito local nos rebelamos contra esta indiferencia. Castellón ha mostrado su cara más solidaria con gestos como la recogida de ropa de invierno para los refugiados (más de diez toneladas en apenas un mes), pero queremos ir más allá. Reivindicamos corredores humanitarios seguros y que España acoja a los refugiados asignados por la Comisión Europea. Es lo mínimo. Porque Siria es el primer país de origen de personas refugiadas en este momento, pero la emergencia humanitaria afecta a más de 65 millones de personas en el mundo. Familias que se han visto obligadas a dejarlo todo y huir por la violencia, los conflictos armados, el hambre, las graves violaciones de sus derechos fundamentales o el cambio climático.

Conviene parar las máquinas, reflexionar y, sin perder un segundo, actuar, también a escala local. Desde la manera en la que nos relacionamos con los demás, al tipo de productos que consumimos o sumando nuestro apoyo a entidades que luchan por los derechos y la dignidad de las personas, como Amnistía Internacional, que prevé organizar un acto reivindicativo en la plaza Mayor para inaugurar Castellón como ciudad refugio, como ciudad acogedora. Sumar vale la pena.

*Concejal del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Castellón. Edil de Bienestar Social