La ONU hacia ayer un llamamiento a la movilización y defensa de los Derechos Humanos en la conmemoración de la Declaración Universal proclamada el 10 de diciembre de 1948. El mismo año que cinco millones de personas se convirtieron en refugiados palestinos en su propia tierra, en Jordania, Siria, Líbano y otros muchos países. 70 años después, nada ha cambiado. No hay nada que celebrar ni en Gaza ni Cisjordania. Los territorios ocupados son una vez más el campo de batalla que Israel sigue dirigiendo ahora con el calculado apoyo del presidente de EEUU. La ofensiva israelí crece junto a la irresponsabilidad del personaje Trump que gusta abusar de poder y gloria. Su decisión unilateral de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén, reconociéndola como capital israelí, es humillante, delirante, demoledora, vulnera las resoluciones de la ONU, provoca una grave situación de la que se beneficiarán los de siempre y traerá más muerte y violencia. En Jerusalén Este viven más de 120.000 refugiados bajo la represión israelí, la violencia ambiental, restricciones de acceso y desplazamientos forzosos, expropiaciones y demoliciones de sus casas. Una situación que se ha agravado desde 2015. Los habitantes de Gaza y Cisjordania se enfrentan cada día, desde hace décadas, a enormes vulnerabilidades como son el férreo control de las personas que no pueden circular libremente en su propio territorio, los desalojos de sus viviendas, el control y vigilancia de sus vidas rodeadas por los kilómetros del gran muro de hormigón que sigue construyendo Israel y que aísla a ciudades, pueblos y barrios. Un muro que crece para proteger los asentamientos ilegales de colonos judíos. Es una violación permanente de los Derechos Humanos. Coincidiendo con la toma de posesión de Trump, el gobierno israelí anunciaba 6.000 nuevos asentamientos judíos en propiedades privadas palestinas y legalizaba 3.800. Para Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia y para numerosos países los asentamientos son ilegales y constituyen una violación flagrante del derecho internacional. La tierra palestina ocupada por los asentamientos ha aumentado casi un 200% en dos décadas. Israel ocupa la tierra, ocupa viviendas privadas, huertas, acuíferos, la tierra fértil palestina, y ocupa la vida de miles de hombres, mujeres y niños que viven en medio de la nada.

*Periodista