Todas las generalizaciones son injustas, englobar un colectivo, donde la mayoría puede que responda a la descripción que se hace, supone que siempre hay unos cuantos que no y que a pesar de ello se ven incluidos en las características que adjudican al grupo.

Viene esto a cuenta por alguna de mis últimas columnas, en las que ciertos bancarios, políticos y sobre todo franceses no han salido bien parados.

Respecto de los dos primeros me refería a los supuestos específicos que allí se relatan, o sea, no descalificaba a los políticos, sí a los corruptos y sobre todo a los que no saben administrar un dinero que no es suyo, dilapidándolo alegremente. Y respecto a los bancarios sólo a aquellos que tras arruinar a su entidad se van con indemnizaciones multimillonarias.

Sobre los franceses sí había una descalificación general, aunque matice que en las distancias cortas, sobre todo algunos, ganaban. Me refería a que yo conozco personas de esa nacionalidad que son magníficas y por tanto no tienen nada que ver con el estándar.

No ofende quien quiere sino quien puede, a mí que me insulten a nivel genérico me importa un pito y no me afecta lo más mínimo, que algunas personas a las que quiero y respeto lo hagan sí me molesta, por ello creo que si he ofendido a alguien es porque tenemos buen feeling, si no, no me haría ni caso. Y por ello solamente puedo disculparme ante quien he molestado sin ser mi intención, al fin y al cabo cuando en la película Casablanca los asistentes al bar de Rick entonan a una el himno francés, todos sentimos ganas de cantar. Y uno de los mayores valores que existe entre personas de cualquier nacionalidad, sin duda, es la amistad. H