Querido lector:

No se sorprendan si estos días de poselecciones del 24-M leen, escuchan o ven informaciones --y no digo opiniones-- que pueden aparentar contradicción en relación a pactos o alianzas, transiciones, dimisiones... La clase política, tras los resultados electorales, está convulsa y algunas de sus terminales mediáticas también. Hoy afirman que tal pacto es así y luego es diferente. O que aquel es quien liderará tal o cual proyecto y luego no lo es. O que el de más allá dimite pero no del todo... Es la vorágine de unas consecuencias electorales que van a acarrear cambios importantes y que tienen a todos los aparatos políticos un poco desbocados, planificando encuentros, estrategias para los contactos, planes internos, proyectos de acuerdos de programa o estratagemas políticas y de comunicación.

A buen seguro, dentro de unos días, o a lo sumo semanas, el panorama político se aclarará. Y es de suponer que con las principales claves que han desprendido las urnas.

Por un lado, se abrirá un proceso de transiciones en el partido que ha perdido la capacidad de gobierno, el PP. Porque a pesar del inmovilismo de Rajoy, sus barones han comenzado a actuar. El mismo Alberto Fabra ha abierto la espita, seguida por Bauzà o Rudi, de renunciar a la presidencia regional de su partido a partir de los próximos congresos regionales, en el caso valenciano después de las elecciones generales y pilotar hasta entonces la transición con nuevos recambios. En el caso de la provincia de Castellón, esa transición la llevará a cabo Javier Moliner, con la garantía de ser el único barón provincial que ha mantenido el poder de la institución provincial.

Por otro, como clave más importante para la gobernabilidad en la Comunitat y muchos ayuntamientos, son los pactos de la izquierda. Porque, a pesar de que 24 horas después de la cita con las urnas ya comenzaban las disensiones, es de esperar que si las elecciones han dado el triunfo a las fuerzas de la izquierda después de 20 años, no dilapiden la oportunidad y tengan la responsabilidad de responder con pactos que faciliten la gobernanza. Y para ello es básico el entendimiento entre PSPV y Compromís.