Quiero empezar felicitando al PP. Al PP de Génova, sí, ese que tiene el triste honor de ser el primer partido imputado, al que registra a menudo la Guardia Civil. Al que de un puesto de trabajo ha creado dos, al que persigue a quienes se manifiestan exigiendo sus derechos, el que desmantela los servicios públicos esenciales. Sí, ese PP que es capaz de cambiar las leyes para que los bancos que desahucian a sus rehenes hipotecarios tengan un derecho de cobro prioritario de las administraciones públicas. Ese que vacía la hucha de las pensiones; incapaz de dialogar con nadie durante años.

Enhorabuena, porque, aunque me duela, nunca pensaré que los ciudadanos se han equivocado. La madurez democrática de los españoles ha llegado a tal punto, que tienen muy claro que en su pueblo eligen a lo mejor para su pueblo; en la autonomía lo mejor para su comunidad y en España, lo mejor para España.

Me genera vergüenza ajena ver a dirigentes del PPCV apuntarse éxitos del pasado domingo. El presidente de la Diputación, que secuestra la institución para sus intereses, que se pone de perfil ante los casos de corrupción que salpican al partido que lo alimenta, ahora saca pecho. Más patético es ver a Héctor Folgado, profesional del PP y la mentira, hacer suyos los 8.279 vecinos de Vila-real que votaron al PP el domingo. Hace un año, 10.124 vila-realenses votaron PP para la Comunitat mientras que a Folgado y compañía les votaron 5.703. ¡No digo más!

Rajoy ha ganado las elecciones. ¿Y por qué? No hagamos responsables a los ciudadanos, que siempre aciertan. Hace unos meses, tuvimos la oportunidad de cambiar las cosas y, gracias a los populismos baratos y peligrosos, especialmente el de Pablo Iglesias y las mil confluencias sin avenencia, no fue posible. Hay un Podemos que está contribuyendo al cambio de forma sensata en muchos lugares y eso es justo reconocerlo, pero el máximo responsable de la victoria de Rajoy es Pablo Manuel (divide y vencerás). La humildad en la asunción de responsabilidades es un excelente instrumento de avance. Los ciudadanos dijeron: si no sois incapaces de poneros de acuerdo para elegir presidente, ¿qué podemos esperar cuando os toque tomar decisiones en un mundo complejo y convulso?

Por cierto, Moliner, Folgado, Bonig, después de la resaca, pónganse manos a la obra, pero no se olviden que ya no van a poder hacer lo que les dé la gana, pues los ciudadanos, siempre inteligentes, también les han obligado a bajarse del burro. Y el PSOE, desde la alternativa que supone, estará ahí, como lo ha estado siempre. Espero que tomen nota. H

*Alcalde de Vila-real