Es increíble, pero de nuevo tras 12 años, está sobre la mesa el debate sobre la utilización de genéricos en las farmacias. Fue en el año 1998, cuando la Conselleria de Sanidad de la Generalitat valenciana, que yo tuve el honor de dirigir, inició la utilización de genéricos en la dispensa farmacéutica. A los lectores hay que explicarles que se entiende por genérico. Se trata de la utilización del principio químico activo (el que tiene las propiedades curativas) y no el fármaco con el nombre de marca del laboratorio que lo inventó y que ya ha perdido los derechos de patente. En definitiva y de forma muy sencilla, el genérico es el principio activo químico que cura al enfermo y no el nombre del fármaco o del laboratorio que no es más que la marca comercial.

Aquella decisión de la Conselleria de Sanidad, de la que yo fui conseller durante con el primer gobierno de Eduardo Zaplana en la Comunitat Valenciana, fue pionera en todo el ámbito sanitario español y supuso toda una revolución a la hora de optimizar el gasto farmacéutico que ya estaba disparado en aquellos años noventa.

El primer problema que tuvimos los gestores de la Sanidad valenciana fue que no dispusimos de un marco normativo legal que facilitase la prescripción de genéricos de forma obligatoria. Aquella primera y pionera decisión tuvo que basarse en la voluntad colaboradora de los médicos al prescribir fármacos (prescribir genéricos voluntariamente en vez de medicamentos con marca). Una vez conseguida la colaboración de los médicos se puso en marcha una intensa campaña de la comunidad valenciana. Publicidad. Hay que destacar la magnífica colaboración de la clase médica valenciana, de sus colegios profesionales y también de su sindicato representativo.

Gastamos unos 300 millones de pesetas de la época y con aquella medida, totalmente innovadora en el panorama sanitario español, el ahorro en aquel año de implantación de la prescripción de genéricos fue de unos 3.000 millones de pesetas en el presupuesto general de la Generalitat valenciana. A quienes no les gustó la iniciativa fue a los poderosos dirigentes de Farmaindustria, la patronal del sector de la industria farmacéutica en España, quienes me amenazaron con llevarme ante los tribunales.

Ahora, 12 años después, a consecuencia de la gravísima crisis económica que tanto afecta al Sistema Nacional de Salud, el Ministerio y las diferentes consejerias de Sanidad de las comunidades autónomas quieren recuperar con una ley la obligatoriedad de prescribir genéricos. Desde mi experiencia como conseller de Sanidad en 1996, estoy seguro de que con ello se conseguirá un ahorro en el gasto farmacéutico de miles de millones de euros. Una gigante cantidad económica como la que han perdido, por ejemplo, los jubilados con la congelación de sus pensiones.

Va a ser difícil implantar esta medida de forma voluntaria. La industria farmacéutica, agrupada en Farmaindustria con más de 80 laboratorios, mueve miles de millones de euros. Pero ahora, con la crisis y el déficit en la sanidad pública, no queda más remedio que recuperar los genéricos, y además, gestionar la atención sanitaria con criterios de empresa.

Mi conselleria lo hizo. Se creó una central de compras para todos los hospitales, se abrieron los quirófanos por las tardes y pusimos en marcha el modelo Alzira, que ha sido la mayor y mejor innovación de la sanidad pública española en la historia reciente de España. Y así fue como acabaron también las listas de espera (se operaron todas las patologías en clínicas privadas a más de cien mil valencianos) y se tuvo el valor de introducir y crear este modelo Alzira, que no es más que adjudicar la gestión privada de un servicio público como es sanidad. Toda aquella gestión sentó las bases de las actuales propuestas para conseguir salvar la sanidad pública, universal y gratuita para todos los españoles y garantizar el futuro de nuestro estado del bienestar. H