Querido lector:

En los dos primeros meses del año la provincia de Castellón ha sumado más de 4.000 nuevos parados. Una barbaridad, si tenemos en cuenta que las cifras transmiten una realidad de dramas reales más allá de los números. Una realidad de familias sin percepciones económicas suficientes, de jóvenes a los que se les niega un hueco en el mercado laboral, de parados que no pueden pagar la hipoteca y que tienen que acudir a los servicios sociales, de gente que entra en problemas psicológicos o de personas que sin buscarlo deben imperiosamente cambiar sus modos y hábitos de vida.

En total son 64.000 personas en la provincia de Castellón inscritas para la búsqueda de un empleo que no lo encuentran. Y muchos de ellos, los más graves, con las prestaciones por desempleo finiquitadas.

En febrero el paro en la provincia de Castellón ha subido en todos los sectores menos en el sector público, claro, donde hay mucha movilización y protesta, pero no hay paro. Uno de los más afectados ha sido la agricultura debido a la finalización de la primera parte de la campaña citrícola y otro el sector servicios, que engloba a varios sectores transversales, de los llamados no productivos y que es el más numeroso en desempleo con más de 35.000.

Y las perspectivas para los próximos meses, según ha manifestado el propio Gobierno, no van a mejorar, más bien todo lo contrario. Se habla ya para el 2012 de cifras cercanas a los seis millones de parados en las cuantificaciones de le EPA (la Encuenta de Población Activa), un baremo que incluye a más gente de la inscrita en la búsqueda de empleo. La razones ya las conocen, una economía en recesión, falta de crédito, consumo retraído, baja productividad, problemas de competitividad, reforma laboral... Demasiadas.