Querido lector:

Esta semana que viene tiene lugar uno de los eventos más consolidados en la economía provincial. La celebración de los Premios Empresa del Año que convoca el Periódico Mediterráneo desde hace 17 años.

Se trata de una oportunidad imprescindible para reflexionar y analizar el estado de la economía de Castellón y al tiempo establecer las claves y pautas para señalar los caminos hacia la recuperación tras siete largos años de crisis.

En este sentido es importante destacar los dos ámbitos en que debe circunscribirse el diagnóstico. Por un lado, la economía real y empresarial de Castellón, la marcha individualizada de cada una de las empresas. Y por otro, el estado del conjunto de la economía provincial, desde el punto de vista colectivo del territorio, dentro de nuestro entorno nacional y europeo.

El primer enfoque conforma el segundo. Es decir, la suma de todos los esfuerzos individuales configura la marcha de la economía provincial en su conjunto. Sin embargo, hay elementos que están distorsionando este axioma clásico.

Por ejemplo, hoy damos cuenta en el periódico de los síntomas de recuperación que está viviendo el sector del mueble, fruto de la iniciativa empresarial de los emprendedores del sector, como otras veces hemos destacado la reconversión que ha realizado el sector industrial de la cerámica hasta iniciar el crecimiento sostenido, los esfuerzos de las empresas energéticas que han mantenido el tipo, la iniciativa del sector agroalimentario castellonense con el sector citrícola a la cabeza o las buenas coyunturas que vive el turismo en los últimos tres años.

Sin embargo, aun con la recuperación de estos cinco sectores básicos, los datos de la macroeconomía provincial colectiva siguen siendo desalentadores. Los índices de desempleo siguen altísimos, la financiación no acompaña a las empresas para mantener rentabilidad....

Hay elementos que distorsionan, sin duda. La financiación es uno. Pero hay más. Les apunto otro: la economía pública. Ni está si se la espera. Y eso nos grava a todos.