Las últimas elecciones, los cambios y las fiestas han adormecido ciertas preocupaciones, pero no han podido aliviar ni un poco la inmensa inquietud de la mayoría de los parados. Pero, hay en el cercano horizonte un esperado racimo de luces que animan la esperanza de los que ansían encontrar el empleo y la estabilidad. Arrancar este país desde algo más del ocho por ciento de déficit, con una deuda disparada y con 5.300.000 parados no es una fácil tarea, no es un proceso simple y no va a conseguirse sin sacrificio y esfuerzo.

Apenas 15 días después de la investidura de Mariano Rajoy como nuevo presidente de Gobierno ya se sucedían los diagnósticos, los documentos socialistas contrapuestos, las columnas críticas y las laudatorias. Es insólita nuestra capacidad para vivir con tanta intensidad los minutos y los días. Y es que hemos corrido mucho, una vez más. Hay que restregarse los ojos para reconocer que Rajoy acaba de llegar a la Moncloa, todavía no ha cumplido 100 días en el Gobierno y ya ha adoptado necesarias medidas y reformas estructurales.

Dicen que el “ejemplar traspaso de poderes” escondía lamentablemente algunas diferencias aritméticas en cuanto al auténtico déficit público, alguna sorpresa en la cuentas de la Seguridad Social y quién sabe qué más. Es un triste epílogo, sin duda, para un gobierno socialista que fracasó de un modo tan estrepitoso como contrastado.

Por eso, la autocomplacencia, la excusa fácil o la autocrítica de algunos responsables basada en parámetros secundarios o fútiles produce la desazón que hoy inunda las mentes mejor amuebladas de los socialistas que no han perdido el anterior encaje del sistema de pesos y de medidas.

Nos espera un año crucial y lleno de propuestas y realizaciones. Lloverán más fusiones, se adelgazará de forma notable el inmenso entramado de empresas públicas nacionales, autonómicas y locales, la reforma laboral ha sido necesaria como otras que vendrán para controlar el gasto público. Habrá que redefinir nuestro papel agrícola en la Unión Europea; la motivación perdida para alumnos y profesores será la búsqueda más interesante y rentable del sistema; la independencia judicial cobrará nuevos bríos; la investigación, el desarrollo y la innovación deberán continuar; la construcción habrá de estimularse y tomar tono; el automóvil hallará un nuevo renove; los autónomos; las Fuerzas Armadas; el Tribunal Constitucional…. Un año que deberá sugerir un boceto claro de un proyecto necesario. Y para ello, un equipo de hombres y mujeres capaces para ello dado que en situaciones excepcionales no se puede errar.

Por eso, es momento de unión, de mucho trabajo, de búsqueda del interés general por encima del partidista, con los ojos bien abiertos y un empeño a prueba de desánimo para encarar esta pared bien alta que conforma la vuelta a la prosperidad y el equilibrio social y económico. Escalar la cara más vertical y afilada de la cumbre que un día también fue cosa nuestra con el gobierno del anterior presidente popular José María Aznar es la aventura que hoy se espera de todos y cada uno de los españoles. H