Un multimillonario americano quiere recrear la ciudad de Las Vegas en la vieja Europa. Quiere ubicarla en la comunidad de Madrid o en Cataluña.

Para ello debería cambiarse casi hasta la Constitución, porque el pajarito quiere que cambiemos desde la legislación laboral, hasta la ley anti-tabaco, pasando por unas cuantas leyes sociales y económicas. Con ello se conseguiría tener un espacio dentro de España y de la UE, casi sin ley. Si recuerdan las películas americanas, para los ultraconservadores Las Vegas es la ciudad del pecado, por lo que no sabemos si, Concordato con la Santa Sede en mano, se pedirá una bula papal para este espacio libre de leyes de los humanos.

Pero no es de eso de lo que yo quería hablarles. Yo quería comentarle a Alberto Fabra y a Javier Moliner, junto con Jesús Ger, el empresario de Marina d’Or Golf y los alrededores del fallido Mundo Ilusión, que ahora tienen una oportunidad de oro para que Las Vegas Europa se ubique en nuestras comarcas, en particular en la ciudad por construir que tenemos entre Orpesa y Cabanes. El suelo ya está reclasificado, por lo que nos ahorramos un largo trámite administrativo. Tenemos cerca un aeropuerto que, a falta de unos “pequeños flecos” puede estar operativo en un santiamén, el corredor mediterráneo le pasará justo por el lado si somos capaces de que las inversiones no se nos escapen al corredor central o al “galeguiño”. Tenemos agua de sobra porque tenemos desaladoras paradas por falta de demanda. Y sobre todo playa, sol y montaña para aburrir a cualquier europeo del norte con dinero. Y del cambio de legislación no se preocupen, con un 23% de parados seguro que estamos abiertos a todo, hasta al pecado si hace falta. H