Habida cuenta el galopante envejecimiento de la población en nuestro país y las cada vez más inalcanzables ayudas oficiales al número de personas mayores con diversos grados de necesidad asistencial, la que en principio se mostró como una fórmula original pero poco coincidente con nuestra cultura familiar es, hoy, una óptima solución para evitar la marginación, aislamiento y falta de la adecuada asistencia en la que caen nuestros mayores.

Se crea una cédula familiar, compuesta por un número no elevado de personas, digamos seis o siete, que reúnan una serie de requisitos como que, al menos, la mitad de ellos estén en unas condiciones físicas y mentales que no requieran de asistencia y que se puedan encargar tareas domésticas y de gestión, así como de atención al resto de los miembros grupales que la necesiten. Estas cédulas, si están registradas a nivel oficial, tienen una serie de derechos a título familiar, de cara a las Administraciones escandinavas, pero si no, el sistema puede funcionar y de hecho lo está, a nivel de residentes escandinavos, en la Marina Alta y Baja, en nuestra Comunitat.

Por lo general, suelen ser tres parejas o seis amigos/as o combinados los que se agrupan, creando un fondo económico común y compartiendo los gastos. Se establecen unas normas de convivencia interna que todos los miembros deben aceptar. Dada la mentalidad de no dependencia de los mayores con respecto a los miembros más jóvenes de la familia, es la mejor fórmula para mantener su independencia y, al mismo tiempo, tener la tranquilidad de que, ante cualquier contratiempo, siempre habrá alguien a su lado para poder actuar con rapidez.

El número de españoles que está adoptando este sistema de convivencia, es cada vez mayor.

*Secretaria de área Políticas Sociales y LGTBI PSPV-PSOE Castellón