Castellón está buscando su futuro con ganas e ilusión, pero la realidad amarga ese sueño colectivo. Los gobiernos que mueven la ciudad, la autonomía o el país parece que nos quieran llevar al pasado. Se puede ver a diario en el Ayuntamiento de Castellón. La gestión del alcalde accidental ha sido caótica desde el minuto cero. La herencia que le dejó Alberto Fabra estaba envenenada, con un agujero contable de más de 100 millones de euros y sin Plan General de Ordenación Urbana, y lo único que ha hecho ha sido agravar la situación.

La única actividad que Bataller desarrolla a la perfección es la publicidad y propaganda. En un año el PP ha gastado 880.000 euros a mayor gloria del alcalde. Mientras tantas familias no tienen para comer o para poner la calefacción, o se quedan sin casa, el alcalde vive en su burbuja, ausente de la realidad.

Sobre todo, porque el equipo de gobierno no ha presentado ni un solo proyecto de reactivación económica en tres años. La grave realidad económica se ha puesto de manifiesto en los megaproyectos que la Generalitat y el Ayuntamiento vendieron como grandes éxitos y han resultado ser fracasos estrepitosos: Centre de Convencions, Ciudad de las Lenguas, Megaespai... El último proyecto finiquitado es la compra de la Fábrica Dávalos para convertirla en un centro de ocio juvenil. Otro castillo de naipes que se desmorona. H

*Portavoz socialista en el Ayuntamiento de Castellón