El Gobierno de Pedro Sánchez solo ha necesitado 15 días para quedar desenmascarado. Un Gobierno de estrellas que vivió sus días de vinos y rosas, pero que en tan solo dos semanas ya se ha estrellado.

Aún no llevábamos ni seis días del Gobierno de don «no es no» cuando conocimos que su televisivo ministro de Cultura había sido condenado por defraudar a Hacienda más de 200.000 euros. Así las cosas Màxim Huerta dimitió sin que Pedro Sánchez diera la cara. Tras la marcha de Huerta, conocimos que el ministro de Agricultura está siendo investigado por un delito contra el medio ambiente, por supuestamente autorizar un uso indebido de las aguas de Doñana, casi nada. Y pasaban los días, y Sánchez seguía escondido. De hecho tardamos en ver la cara de Pedro casi una semana más, a través de un posado con su perrita a las puertas de Moncloa.

EL MARTES tocaba verlo en persona. Confieso que me invadió una gran tristeza al verle entrar en el hemiciclo del Senado. Veía entrar a un presidente que ha llegado a serlo por los apoyos de proetarras y separatistas, ante los que ya se ha arrodillado. Y no pude dejar de pensar en Mariano Rajoy, en la pérdida de un gran Presidente, la pérdida de unas políticas que han llevado a España a salir de una cruenta crisis a la que nos llevaron quienes ahora de nuevo gobiernan. Esperaba poco de Sánchez y su Gobierno estelar en su primera sesión de control en el Senado, pero, sinceramente, lo que no esperaba era que Sánchez anunciase que no se va a reformar el sistema de financiación autonómica. Me quedé ojiplática. Una de sus grandes promesas, se ha deshinchado en apenas 15 días.

Evidente, nos encontramos ante un Gobierno de paripé, fotos y platós. Pobre España.

*Senadora del PP por Castellón