Cuando alguien tiene la responsabilidad política de representar un territorio, en este caso la Comunitat Valenciana y por ende la provincia de Castellón, pocas cosas valen más que eso. Creo que la ambición debe ser máxima y ese debe ser el objetivo. Confundir las necesidades con la repercusión monetaria que puedan suponer es posiblemente un error. Ni lo más importante es lo más costoso, ni lo más insignificante económicamente es lo más irrelevante en la práctica, pero es cierto que --como dice el refranero español-- «hechos son amores y no buenas razones».

Creo sinceramente que ha llegado la hora de Castellón y su provincia, en lo económico y en los hechos reales. Nuestra provincia avanza de la mano de un Gobierno provincial capitaneado por Javier Moliner a un ritmo importante, dando valor a lo pequeño y progresando en lo grande. Pero eso solo no es suficiente, Sin unidad decidida del Gobierno de la Generalitat y del Gobierno de España, el ansiado despegue de nuestra provincia no se verá reflejado.

Como tierra de exportadores, como cuna del comercio, como provincia que mantiene un equilibrio entre los sectores industriales y los agrarios, ganaderos o pesqueros, es necesario hacer saber que, sin querer ser más que nadie, debemos ser al menos lo mismo que todos. Si importantes son nuestros sectores productivos, nuestra industria o el peso de nuestras exportaciones, también lo deben ser las necesidades en infraestructuras y medios que nos conecten con el mundo. No se puede seguir marginando a un territorio, como es nuestra provincia, cuando se sabe que devuelve con creces cualquier inversión en forma de riqueza generalizada para la Comunitat y por ende a España.

Ser de la provincia de Castellón significa ser exportador, ser emprendedor, quitar horas al tiempo para preparar una cosecha o salir a faenar. Ser de Castellón es sacrifico, voluntad y empeño en mejorar, es dar todos los días un poco más que el anterior para lograr un objetivo mejor. Cuando alguien es de Castellón siempre aspira a algo más, porque nuestra provincia no entiende ni de sueños pequeños ni de retos a medias. Pero llega un momento en que solos es imposible, que una ayuda, un empuje, supone un efecto multiplicador que nos puede hacer elevarnos de tenerla o retraernos de no tenerla. La provincia de Castellón merece el máximo de los esfuerzos de todas las administraciones, pero la Diputación y los Ayuntamientos no pueden caminar solos en esa meta.

El Consell debe poner más medios y menos trabas, el Gobierno de España debe apostar decididamente por un tierra multiplicadora en las inversiones. Cuando alguien es de Castellón sabe que con poco hacemos mucho y con mucho… haríamos más. Pero eso por desgracias nunca lo hemos podido comprobar.

Es hora de nuestra provincia, debe ser la hora de Castellón y el Consell lo debe saber y el Gobierno de España también.

*Diputado del PP en Les Corts