Hay que reconocer que los instantes de gracia son tan efímeros como el tiempo y los hechos quieren. El Consell de Puig y Oltra empezó entusiasmando, prometiendo, titubeando y ahora ya defraudando. Parece que la flor se marchita, y es que no solo de anuncios y de propaganda pueden vivir los valencianos, y gestionar no es el fuerte del Consell de Puig y Oltra.

En la calle ya se empieza a oír aquello de «es que no hacen nada», y ciertamente si la calle lo piensa será verdad. Fue tal el cúmulo de promesas, compromisos y falsas esperanzas que pregonaron a los cuatro vientos, que la realidad les ha devuelto a su punto de partida. Toda la gestión que han hecho Puig y Oltra en el Consell ha sido hacer oposición a la oposición, debe ser que ese es el lugar natural del que no debieron salir. Como se diría hoy, la zona de confort de Puig y Oltra es la oposición.

Cuando se ve a un Consell que su vicepresidenta huye de las sesiones de control de les Corts, un día es una reunión, otro es un viaje, otro…. Otro, sencillamente la incomodidad de tener que dar explicaciones. Y es que Oltra no nació para dar explicaciones, nació para mandar y demandar pero a ella mejor no molestarla en cuestiones que puedan afectar a sus tareas de gobierno, ya que en ese caso seguro, seguro que la culpa fue del PP.

Cuando a un Consell le incomoda que se le pregunte, le molesta que se le pidan explicaciones, es más que obvio que su gestión no es la apropiada. Pero si a eso le añadimos que su única respuesta es mirar al pasado y buscar permanentemente una excusa externa, ajena a su responsabilidad entonces se certifica que la inseguridad y la debilidad del Consell es más que manifiesta. El Consell de Puig y Oltra se ha convertido en el Consell de la excusa, la culpa siempre es de otros, son tan perfectos como imperfectas son sus gestiones, sus acuerdos o sus decisiones.

Después de esa reflexión me reafirmo en pensar que cuando desde la calle se dice que el Consell no hace nada, es más que cierto. Buscar excusas, apelar a las culpas ajenas y no propias, no es un motivo de confianza para un Consell que hace de la huida la respuesta antes las situaciones incomodas.

Se acabaron los momentos alegres de Puig y Oltra, las dificultades por actos propios se les acumulan, como se acumulan los conflictos educativos, las listas de espera sanitarias, los impagos o los retrasos. Y frente a todo eso, y cuando las excusas se acaban, antes de reconocer su incapacidad para gestionar parece que han decidido huir de la realidad. Preguntar para ellos es ya ofender.

*Diputado autonómico del PP