El cuñado del Rey ha entrado en prisión. Este titular es el que durante el periodo de tiempo en que ha durado el largo periplo judicial del caso Noós muchos pusieron en duda que se llegaría a producir. Pero el caso es que Iñaki Urdangarin ya ha entrado en la prisión de Brieva (Ávila) para cumplir los cinco años y 10 meses de prisión a los que ha sido condenado por el desvío de fondos públicos del Instituto Nóos. Brieva es una cárcel de mujeres en la que existe un pequeño pabellón para hombres, en estos momentos vacío, compuesto por cinco celdas, patio propio, comedor y salas de vis a vis. Siguiendo lo que prevé la ley, Urdangarin ha podido elegir centro penitenciario, al igual que su socio Diego Torres, que optó por ingresar en la cárcel de Can Brians.

En tiempos en que la justicia esta siendo muy criticada por diferentes motivos (la prisión preventiva de los políticos y activistas catalanes implicados en el procés, las sentencia de La manada y de los jóvenes de Alsasua...), el desenlace del caso Noós deja la conclusión de que el sistema legal acaba funcionando. Sin duda hay muchos aspectos por mejorar (lentitud, herramienta obsoletas, falta de recursos...), y el desarrollo de la investigación en concreto ha dejado muchas lecciones que no deben caer en el olvido, pero al final se ha acabado produciendo la imagen, impensable en un tiempo no tan lejano, del cuñado del Rey y yerno del Monarca Emérito entrando en prisión. Cabe, pues, felicitarse por el buen funcionamiento de la justicia.