Querido/a lector/a, desde hace un cierto tiempo, no mucho, la palabra o verbo «integrar» que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española quiere decir algo así como «construir un todo con partes» o «hacer que alguien pase a formar parte de un todo» esta de moda en todo el PSOE y, especialmente en el PSPV-PSOE.

La verdad es que más allá de cualquier especulación rara, confundida o malintencionada, las razones son simples: con las elecciones primarias a secretarios generales y con los debates de las ponencias de los congresos posteriores, los vencedores hablan de integrar o no y, los perdedores de exigirla, de aceptarla o de negarla. Pero unos y otros usan el verbo integrar. Además, como todo hay que decirlo, también señalo que si eso no es suficiente, hay que reconocer que en paralelo y a veces en estrecha colaboración para bien o para mal los medios de comunicación que informan de lo político también pululan por los caminos que hablan de integración.

De todas formas, eso de la integración o de que alguien o algunos pasen al todo, desde el punto de vista de la izquierda y en democracia partidista, es algo muy serio. No es un capricho voluntario del que gana para darse una capa de modernidad y tolerancia. Integrar es una especie de obligación moral política. Es la conducta o el comportamiento adecuado que procede para solucionar problemas o influir en la realidad. O dicho de otra forma, si la política y posiciones de cada uno de nosotros pierden vitalidad sino se confrontan o se abren a la contribución de los demás, no es menos cierto que una vez han finalizado los debates de primarias y congresos, el sentido común y la compleja solución de los problemas sociales que sufren los ciudadanos exige la integración, la unidad de acción, construir un todo con las partes… para ser más fuertes y conseguir la cohesión y el liderazgo necesario.

*Analista político