A lo largo de la historia ha habido muchas personas que gracias a su ingenio y talento intelectual nos han hecho la vida mejor. Estos genios o inventores suelen poseer un talento fuera de lo común. Todos conocemos a los más famosos Da Vinci, Edison, Newton, Einstein… pero hay otros muchos que han muerto en el anonimato o en la pobreza habiendo realizado inventos realmente trascendentes. John Walker era un químico que (por accidente) dio con una solución química que, adherida a una varita y frotándola en una superficie rugosa, se prendía. Así nacieron las cerillas. A Walker le pareció algo “demasiado trivial” y no lo patentó. Hoy en día se utilizan más de 1.000 mil millones de cerillas al año.

El año pasado murió Mijaíl Kaláshnikov, el inventor del fusil de asalto AK-47. Soldado de la Unión Soviética, aprovechó el tiempo de reposo en un hospital para diseñar la mejor arma de combate creada. El AK-47 es famoso por su seguridad en las condiciones climáticas más adversas. Las probabilidades de que el fusil se encasquille es nula. Nunca patentó sus derechos por lo que jamás recibió dinero alguno, a pesar de haberse vendido 100 millones de fusiles. Otros, como Nikola Tesla, cayeron en el olvido por celos de otros inventores. A pesar de que hoy gracias a Tesla todos disfrutamos de la electricidad, su nombre no es popular y, probablemente, mucho tenga que ver su gran rivalidad con Edison. H

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)