Querido lector:

Me proponía sugerirles hoy una reflexión que no fuera de carácter político, pero a pesar de que les presupongo un hartazgo de información de los paños menores de los partidos políticos, no puedo contener mi afición a interpretar algunas claves que voy descubriendo respecto a la evolución pública de los mismos, sobre todo, en lo que se refiere a su repercusión en Castellón.

Una de esas claves, quizá hoy por hoy la más importante, es el desconcierto existente en todas las fuerzas de la izquierda debido a la potencia que demuestra a cada encuesta que es publicada el nuevo partido Podemos, una amalgama situada entre el populismo de izquierdas, el descontento social y el interesado que se apunta a ver lo que toca, que está provocando el desconcierto más absoluto en Esquerra Unida, Compromís y el PSPV.

Es tanta la importancia que se le está otorgando, fundada o infundadamente, entre estas formaciones que ha llegado a un punto tal que está condicionando absolutamente sus programas, su agenda diaria, e incluso su funcionamiento interno.

Al margen de la vorágine mediática y política a nivel nacional, en Castellón tenemos a un partido consolidado como es Esquerra Unida prácticamente engullido por Podemos, hasta el punto de tener que estar maniobrando a la desesperada por dominar plataformas como Guanyem en la capital de la Plana, para poder subsistir y no desaparecer del mapa.

O coaliciones como Compromís, inmersa en una crisis absoluta de desconcierto interno, incapaz de elaborar conjuntamente entre sus fuerzas integrantes un protocolo de elección de candidatos en forma de primarias. Una crisis en gran parte provocada por la presión de esta nueva radiografía política que, si no existiera, les hubiera simplificado mucho las cosas.

Y por último, un PSPV cada vez más mermado en expectativa electoral ante un empuje populista que ya les está minando votos en todas las encuestas y cuyos propios dirigentes reconocen en privado que no saben qué hacer.