Querido/a lector/a, el fin de semana pasado leí la entrevista que un periódico de tirada estatal hicieron al juez Ricardo de Prada, magistrado de la Audiencia Nacional y uno de los que dictó la sentencia del juicio central del caso Gürtel, y les aseguro que sus razones me han reconciliado con la justicia o, al menos, con su forma de entender y aplicar las leyes que, en democracia, el pueblo se da a través de sus representantes.

Y mira que eso de que un español se reconcilie con la justicia no es cosa fácil. Posiblemente por su falta de medios, tardanza de las resoluciones, excesiva politización, cabe reconocer y admitir que la peña ciudadana manifiesta, en todas las encuestas que se publican, que el poder judicial es cosa de poco fiar o, al menos, que genera dudas.

No obstante, reconozco, que las sinceras, honestas y valientes palabras del juez Ricardo de Prada sobre lo que ha sido el proceso y el juicio central del caso Gürtel, me reconfortan y alegran pero, sobretodo, me dan confianza. ¡Sí! Me reconforta saber que existen jueces que, a pesar de que eran conscientes de la gravedad de las conclusiones a las que llegaban, estaban tranquilos y seguían adelante porque eran el resultado lógico de un trabajo profesional sobre las pruebas. Me alegra, también, ver cómo demuestra valor y coherencia reconociendo y soportando que hubo injerencias y obstáculos por parte de la política. Incluso, y así consta, se atrevieron a incluir el nombre del PP, del partido en el gobierno, porque era un hecho probado y necesario para hacer inteligible la sentencia y porque, además, no se trataba de una corrupción aislada. En última instancia, he dicho que me generan confianza porque sé que este y otros tipos como él están ahí para cuando por mil motivos posibles falle la política y los políticos, sus sentencias nos reconciliarán con la voluntad, la dignidad y la voz del pueblo. Larga vida, pues, al juez Ricardo de Prada y a lo que representa.

*Analista político