Asistimos a un momento social en el que los políticos, no solo debemos ser honrados, sino que debemos demostrarlo con nuestros actos.

En Vila-real, su alcalde, el socialista José Benlloch, se ha empeñado en echar por tierra esta exigencia ciudadana. Su actuación es de todo, menos transparente con los ciudadanos. Aunque creo que lo peor es que, aparte de su imagen y la del resto de la corporación, está consiguiendo que Vila-real salga constantemente en los papeles por procesos judiciales. Esto último, ha sido su estrategia personal de gobierno: a Dios rogando y con el mazo dando. Es decir, para poder gobernar a su capricho y hacer y deshacer a su antojo, ha tejido un maremagnum de acusaciones contra lo que se mueve.

Difama que algo queda, ha sido su máxima y casi lo está consiguiendo. Si no fuera porque la realidad es tozuda y el tiempo pone a cada uno en su sitio.

Les explicaré brevemente. Desde su entrada en el poder hace cuatro años, se marcó como objetivo masacrar al PP. Por eso, su primera acción de gobierno fue denunciar al anterior alcalde y corporación. Lo hizo gastando el dinero de los ciudadanos. Una denuncia que, como no se sostenía, el fiscal archivó. Desde entonces, ha denunciado a todas las administraciones gobernadas por el PP: Diputación, Generalitat y Estado. Y de cada una de esas denuncia ha dado buena cuenta a los medios de comunicación. Aunque no contento, anda Benlloch rabiando por encontrar algún motivo por el que encausar a algún miembro del PP local Y si puedo ser yo, mejor, pues de un plumazo se quitaría a su rival político; por eso, amenaza cada vez que se pone ante los micrófonos.

Además, se querelló contra mí por decir que ha gastado dinero de los ciudadanos en compras que poco tienen que ver con el bien ciudadano como comprar ambientadores o pagar casi 800 menús.

Igual que ahora, cuando el fiscal anticorrupción y el juzgado de Vila-real piden su imputación por la contratación de una coach por 144.000 euros. Benlloch, vuelve a las andadas. Primero, a nivel de su partido ha intentado colarse en la Diputación permanente de Les Corts para mantener su aforamiento, pero Ximo Puig lo ha dejado fuera. No hace más que alardear de que quiere explicarse, pero a los ciudadanos que son los primeros a los que ha de rendir cuentas, no les cuenta en qué les beneficia que el alcalde tenga una asesora a costa del erario público.

Y la última, lo que considero menos ético es echar la culpa a los técnicos municipales intentando excusarse. Vila-real no se merece un alcalde así. H

*Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Vila-real