Querido lector, existe malestar entre ciertos afiliados del PSOE por las públicas declaraciones que, en referencia a la política de pactos o al papel que debe observar el PSOE en la investidura de Rajoy, vienen realizando destacados militantes. Malestar, es mi interpretación, que no busca taponar la boca de nadie ni esconder reflexiones en el partido. Ni mucho menos. Todos somos conscientes de que la política es un hecho interdependiente y público. Es más, si se quiere que nuestras posiciones no pierdan vitalidad y sean fecundas, deben avanzar en el desarrollo colectivo y evitar la reductio ad unum o encerrarse en sí mismas. Necesitan tanto el contraste como el abrirse a la cooperación de otras opiniones. Al final, lejos de cualquier fragmentación, por eficacia y como servicio público, cabe buscar la confederación de posiciones. Por lo tanto, no deben preocupar ni prohibirse las declaraciones de activos del PSOE.

Lo que pasa es que las últimas aseveraciones públicas tienen matices de indignación. Me refiero, de forma resumida, a que la crisis económica y a la salida neoliberal impuesta en la UE por el capital financiero y la derecha conservadora y mayoritaria, ha obligado, también a los partidos socialdemócratas y, ahora, a la coalición radical griega SYRIZA, a realizar recortes de gasto público y a tener algunas políticas económicas y fiscales de corte liberal. Así es que, partidos socialdemócratas como el PSOE que nacieron para luchar contra la desigualdad, han perdido prestigio y votos. Al tiempo, la circunstancia ha provocado la aparición de otros partidos que, como Podemos, aunque tienen elementos positivos, aún cargan con claras connotaciones populistas. Encima, la derecha en España, el PP, se ha dedicado a la demolición del Estado social, a saquear el país y a degenerar la política en democracia.

En esa situación, cuando los afiliados del PSOE necesitan sentirse orgullosos y útiles, redefinir y reforzar su papel de izquierda, recuperar el espacio de centro izquierda, desalojar a la derecha e intentar participar en la construcción de un gobierno que se preocupe por el bien común y la justicia social, aparecen los destacados militantes que ya estaban en la dirección del PSOE cuando todo empezó a ir cuesta abajo y, sin la consulta aconsejable en un tema tan delicado, incluso coincidiendo con la presión de la derecha social y política, hablan de la obligación moral de abstenerse y de permitir que gobierne el PP. Querido lector: ¿a que tiene algo de indignante? La cosa es difícil, claro, pero con la que cae en España y en la socialdemocracia, uno tiene la impresión de que a cierta gente le preocupa el control del poder del partido. H

*Experto en extranjería