Yo de verdad les digo que esto de tener un gobierno a la valenciana empieza a resultar agotador. Uno espera de sus dirigentes, que sean gente seria, que tengan credibilidad, que cumplan las leyes… Pero cuando es la sociedad la que tiene que estar pendiente de que su Consell no le meta un gol, acudiendo continuamente al Síndic de Greuges a defender sus intereses, a los medios de comunicación a denunciar los múltiples agravios y a la justicia reivindicando que se respeten sus derechos fundamentales, algo pasa…. Cuando la sociedad se ve en esa situación, ya no tenemos delante un gobierno, tenemos una república bananera.

Y como no, de vueltas con Marzà, que no nos da un día de tregua. Eso de que sin desobediencia no hay independencia es lo único que ha llevado a rajatabla en esta legislatura. ¡Cuántas veces habré escrito que el decreto del chantaje lingüístico no era legal! Y él como si nada, siguió adelante. Pero después de 9 recursos en los tribunales y la suspensión del decreto por el TSJCV, la pregunta del millón es ¿qué va a pasar? Hace unos días se lo pregunté en la comisión de educación de Les Corts Valencianes y la respuesta fue un silencio absoluto. Normal, no me contestó porque no tiene ni idea de lo que va a hacer. Alguien le podría decir al conseller que en situaciones de crisis la rapidez en la acción es fundamental. Pues el señor Marzà no tiene prisa y una vez más, sigue tranquilo.

Las familias no saben si tendrán que repetir el proceso de escolarización, cuál es su proyecto lingüístico, en que lengua tienen que comprar los libros, si continuará su proyecto experimental superplurilingüe, desconocen las instrucciones para el próximo curso, pero el conseller está tranquilo. Debe rezarle todas las noches al santo Job porque tanta templanza no es humana. La comunidad educativa al borde del ataque de nervios y Vicent Marzà, artífice de todo este ‘desficaci’, está tranquilo…

Me viene a la memoria una sesión de control en la que decía «al decreto no le interpondrán contenciosos administrativos porque se ha realizado de acuerdo a la legalidad» Como pitoniso este hombre tampoco tiene precio…

Desde el Partido Popular lo tenemos claro, no vamos a tolerar la desobediencia. La ley, en un estado de derecho, se cumple, no se puede cumplir un poquito para salir del paso, que es lo que está intentando Marzà.

Lo único que está claro es que al conseller esta situación se le ha ido de las manos, su radicalidad le hace seguir adelante con el decreto del chantaje lingüístico pero se da con la legalidad y con la sociedad en las narices. No tiene ni idea de cómo afrontar esta situación. ¡Qué triste! su único mérito va a ser pasar a la historia como el artífice de la norma más recurrida, criticada y cuestionada de la educación valenciana. Y éstos eran los diálogo y el consenso.

*Diputada autonómica del PP