En los últimos tiempos ha saltado a los medios un tema que hasta ahora parecía tabú para los medios: la ingesta de alcohol en menores.

A nadie se le escapa que los botellones son una actividad recurrente entre los jóvenes desde hace años, pero nadie se ha puesto a reflexionar seriamente sobre hasta dónde hemos llegado y cuáles son las consecuencias de la permisividad.

La alarma salta cuando hace unos meses una menor de 12 años fallece por coma etílico y otra es ingresada. Algo va mal, debieron pensar las autoridades. Y desde luego que iba mal, solo hace falta repasar los datos para ver que hemos estado mirando demasiado tiempo hacia otro lado.

Los números hablan por sí solos. Así, hasta 37.510 estudiantes de 14 a 18 años han bebido a diario en el último mes y 489.843 se han emborrachado en los últimos 30 días. Queda claro que esto se debe atajar de inmediato, sino queremos que la resaca empeore. Por ello, la comisión para el estudio de las drogas a la que pertenezco ha acordado la creación de una ponencia de estudio que aborde de una manera multisectorial el consumo de alcohol de los menores para obtener unas recomendaciones para la elaboración de la nueva ley de menores sin alcohol.

Y aún hay más y es que no podemos centrar la presencia de estas sustancias solo en el ocio. Según los últimos datos, el consumo de drogas al volante ha aumentado de forma alarmante, por lo que en Cs hemos registrado una proposición para desestacionalizar los controles y mejorar la educación. Las administraciones no podemos seguir poniéndonos de perfil, hay que ser conscientes de que frenar el problema no significa caer en el error de fomentarlo con folletos que inciten a su consumo como ha ocurrido en el Ayuntamiento de Castellón.

*Diputada nacional de Cs por la provincia de Castellón