La actual legislatura se inició con la exigencia de la Comisión Europea de cerrar ayuntamientos porque el agujero anual de cien mil millones de euros no nos dejaba respirar, ahora es algún partido político, de cariz urbanita y sede en Barcelona, quienes creen que cerrando 115 ayuntamientos en la provincia de Castellón viviríamos mejor.

No es cierto, todos viviríamos peor con menos pueblos, nadie sin pulmones y sin alma vive mejor que con ellos.

A los comisarios europeos, empeñados en intervenir España, cuando Rajoy en solitario resistió y ganó, se les conve con datos. Hoy los ayuntamientos quebrados con la crisis socialista están saneados, pagan más rápido que las empresas privadas y tienen superávit.

Para que esto sea así en una primera instancia hubo que controlar el déficit, suprimir más de dos mil organismos públicos prescindibles, elevar en un 21% las transferencias del Estado a los municipios (44.500.000 euros en la provincia de Castellón) y aprobar planes de pago a los proveedores para salvar a cien mil empresas en todo el país. Sin embargo la actual amenaza a nuestros pueblos, desde la gran urbe, es más difícil de combatir por su lejana visión miope.

Todos y cada uno de los 135 municipios y 220 núcleos urbanos que componen la provincia de Castellón, desde la capital hasta El Toro, Alfondeguilla o Traiguera, pasando por mi Segorbe natal, tienen un papel que jugar, ambiental, turística, patrimonial o económicamente.

Nuestra provincia es una tierra de oportunidades, repleta de riqueza rural y los pueblos pequeños son indispensables para evitar el fuego, el deterioro ambiental y seguir aportando el oxígeno que las ciudades precisan.

Por eso, preservar la identidad, y asegurar la continuidad, de los 135 municipios de la provincia es algo a lo que las administraciones nos debemos dedicar. Hoy, las medidas de esta legislatura que acaba, han asegurado la supervivencia de todos los pueblos de nuestra provincia y garantizado la sostenibilidad de los servicios públicos básicos.

Salvar al mundo rural es en sí una apuesta por la ecología, la prevención de incendios o limpieza de montes. Salvar a nuestros pueblos es, también, afianzar nuestro turismo, el atractivo de nuestros parques o poner en valor nuestro patrimonio religioso.

Con España liderando el crecimiento europeo es incomprensible que haya quién proponga que los municipios con menos de 5.000 habitantes vayan a quedarse sin ayuntamientos. Son el 80% de los que conforman esta provincia, es nuestra esencia. H

*Secretario provincial del PP