Querido lector/a, es evidente que en España vivimos unos momentos difíciles para los ciudadanos y para las organizaciones que podríamos llamar de izquierda. Para los ciudadanos, porque la salida que se le está dando a la crisis desde el gobierno, desde el PP, se caracteriza por ser un modelo antisocial basado en salarios bajos, empleos precarios y temporales y, además, reproduce el esquema patriarcal clásico de apartar a la mujer del trabajo y de la influencia social. O dicho de otra forma, ante esa desgraciada realidad o luchas por recuperar derechos económicos, laborales, sociales o políticos o te emplazas en la improductiva resignación que solo conduce a la frustración.

En cualquier caso, ante el dilema expuesto, no solo los ciudadanos están llamados a definir su situación y compromiso, sino que también deben relegitimar su utilidad social y su razón de ser todas las organizaciones políticas y sociales, digamos de izquierda, que entienden la política como el único poder de los que no tienen poder y, al Estado, como una herramienta al servicio del bien común y de la justicia social que asegure la convivencia de los ciudadanos.

Para ello, un futuro con cierta esperanza reclama siempre, pero hoy más que nunca y en beneficio de una salida digna a la crisis, un tener claro que un solo partido no expresa todo el movimiento de la izquierda y, al tiempo, entender, también, que la izquierda no es solo un movimiento político que simplemente se expresa en elecciones. Además, los partidos, los sindicatos y el conjunto de organizaciones ecológicas, feministas... deben ser un auténtico movimiento cultural. Estamos pues, en unos momentos difíciles que reclaman de todas esas organizaciones comunes y afines la necesidad de mantener un bloque de progreso desde el diálogo y la cooperación mutua.

Querido lector/a, he dicho que este es un momento difícil, pero en ningún momento he dicho que sea imposible salir del mismo.

*Analista político