Se encuentra en las salas de cine la última película de M. Night Shyamalan, aplaudido director de El sexto sentido, El protegido o Señales. La cinta nos habla de Kevin (James McAvoy) que, debido a un trauma infantil, sufre un Trastorno de Identidad Disociativo (DID). Así, dentro de Kevin llegan a convivir hasta 23 identidades diferentes. Para hacer frente a su problema mental recibe la ayuda de la psiquiatra Fletcher (Betty Buckley). El problema surge cuando algunas de las personalidades que conviven dentro del protagonista elaboran un plan con un horrible propósito.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), se menciona al Trastorno de Identidad Disociativo como la existencia de una o más identidades en un mismo individuo, cada una con su propia forma de percibir e interactuar con el ambiente. Este trastorno, padecido por un 2% de la población, conlleva a la persona a separar su identidad, memoria y sentimientos de su consciencia, no pudiendo ser recuperadas voluntariamente. En verdad, todo el mundo disociamos, sin que esto indique que padezcamos patología alguna. Es común volver a casa conduciendo y no recordar por donde se ha venido al estar ensimismados en nuestras preocupaciones o quehaceres. Simplemente estamos haciendo dos cosas simultáneamente. El trastorno hace referencia más bien a una disociación tan alta que provoca una ruptura, motivo por la que la persona no tiene sensaciones de sí misma ni percepciones de los hechos de su vida diaria. Conviene no confundir este trastorno con la personalidad múltiple, término controvertido pues la mayoría de profesionales niegan su existencia, ya que resulta curioso que solo se dan casos en EEUU, lo cual hace pensar que en verdad sean pacientes mal diagnosticados.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)