El Mundial de fútbol de Rusia, uno de los más apasionantes de los últimos tiempos, afronta su recta final con las cuatro selecciones que jugarán las semifinales: Francia, Bélgica, Croacia e Inglaterra. Ninguna de ellas forma parte del selecto grupo que domina la competición (eliminadas por el camino Alemania y Brasil, por ejemplo) ni tampoco figuraban, a excepción de Francia, en la terna de grandes favoritas para llevarse el trofeo. Pero haciendo gala de una enorme solidez y consistencia (Francia), de gran talento (Bélgica), del probablemente mejor centro del campo de la competición (Croacia) y de fidelidad a un plan efectivo, con la ayuda de un gran goleador y una depurada estrategia a balón parado (Inglaterra), las cuatro semifinalistas protagonizan un cambio de guardia en el fútbol mundial.

Las semifinalistas tienen en común que todas son selecciones europeas, con sus estrellas jugando en los mejores clubs del viejo continente, como Ivan Rakitic (Barcelona), Luka Modric (Real Madrid), Antoine Griezmann (Atlético de Madrid), Kylian Mbappé (PSG), Harry Kane y Dele Alli (Tottenham), Kevin De Bruyne (Manchester City) y Eden Hazard (Chelsea).

Las semifinales del Mundial certifican el dominio del fútbol europeo, el más potente económica y deportivamente a nivel de clubs y también hegemónico en selecciones, después del fiasco de la Argentina de Messi, la decepción del Brasil de Neymar --considerada por muchos como la gran favorita para resultar victoriosa--, el envejecimiento de la generación de oro de Uruguay y la eliminación de la Colombia de James y Yerry Mina.

Nunca una selección americana ha ganado el Mundial en tierras europeas, y Rusia 2018 no será la excepción.