No tardarán en llegar las vacaciones para quien pueda hacerlas. Quizá deberíamos afinar un poco: para quien pueda o para quien quiera.

Se habla de las vacaciones obligatorias como de un progreso social y no lo discutiré. En otras épocas, la negación de las vacaciones laborales era una imposición que algunos empresarios aplicaban a sus empleados. Pienso que esto ya ha pasado a la historia y ha aparecido la idea de las vacaciones pactadas.

Estoy seguro de que mucha gente ya está pensando en qué hará cuando llegue el final de julio o el comienzo de agosto. Incluso se reservan plazas. También hay quien tiene una casa o un apartamento de verano, pero ha crecido mucho el turismo de los viajes.

El turismo popular es, hoy, un ejército de ocupación. Siempre ha habido personas interesadas en conocer otros países con instinto explorador. Pero ahora el triunfo popular del turismo ha hecho que ya exista la pasión del coleccionismo turístico. Se hace visible en reuniones de amigos. «La próxima semana nos vamos a Finlandia. ¿No habéis ido nunca?». No, no han estado nunca en Finlandia, pero sí en Viena.

Hay turistas que son fieles a repetir un destino. Yo he sido uno de esos. He viajado lo suficiente para saber que una plaza o un paisaje no nos hablan de verdad hasta que no somos amigos o entablas cercanía. Quizá el mejor de los viajes es ser feliz cuando te vas de casa y estar contento cuando vuelves.

*Escritor