Los diputados autonómicos de los partidos que sustentan el Pacte del Botànic en la Generalitat les hicieron el pasado miércoles un flaco favor a muchos alcaldes de la provincia de Castellón, al no derogar en Les Corts la ley que en su día les coló Podemos para implantar el segundo médico en las exhibiciones del bou al carrer en los pueblos de la Comunitat.

Los alcaldes -de todos los colores políticos- se habían manifestado de forma muy clara al respecto. Incluso firmaron un documento que presentaron en la propia cámara autonómica, pero PSPV y Compromís optaron por salir de puntillas de este lío con una moratoria que paraliza el segundo médico en el bou durante dos años.

En el caso de PSPV ha prevalecido la tozudez de su portavoz Manolo Mata, quien sacó la muleta para decir desde la tribuna que en la Comunitat «habrá bous toda la vida», pero no bajó a la arena para evidenciar que Podemos solo buscaba beneficiar al colectivo médico cuando coló la iniciativa del segundo galeno en los festejos. Mata no ha querido escuchar a su compañero José María Ángel, quien está haciendo una labor impagable para que la tradición del bou al carrer no pueda resultar atacada desde las instituciones de la UE, donde desconocen la singularidad de una costumbre tan arraigada en la Comunitat.

Más dudas despierta el comportamiento de Compromís. Votó a favor de la moratoria, pero juegan a dos bandos y nos sorprenden con la oposición de su portavoz Mireia Mollà a los premios Va de bous, al igual que los ataques en el mismo sentido de los Joves País Valencià-Compromís. Todos ellos, a buen seguro, deben vivir en otro planeta, porque los concejales nacionalistas, que en muchos ayuntamientos de Castellón incluso están gobernando, son partidarios del bou. Increíble.

Por no hablar de Podemos, aunque con el doctor Geffner al frente, la verdad es que todo resulta posible.