Mi lengua materna es el castellano, aún así, hablo el valenciano y lo uso en mi vida privada y pública tantas veces como puedo. Entiendo la lengua como una herramienta fundamental de comunicación, pero nunca como una imposición política que excluye. Por eso, defiendo la enseñanza en valenciano, cuatro de los cinco colegio públicos de mi pueblo tienen línea en valenciano, pero estoy completamente en contra de arrebatar a los padres el derecho a elegir en qué lengua quieren que se enseñe a sus hijos. Eso no es libertad.

En Nules, por poner un ejemplo próximo, hay cinco colegios públicos y uno concertado. Todos ofrecen una enseñanza de calidad, de manera que son los padres los únicos con el derecho a decidir una de estas opciones para sus hijos. La obligación de la administración es que exista esa posibilidad de elección. Decir que la defensa de las concertadas es un ataque a la educación pública es lo mismo que decir que si eres catalán, quieres ser independiente: una falacia burdamente instrumentalizada políticamente.

Soy del Partido Popular, por profundas convicciones. Soy hijo de la democracia y solo conozco esta realidad que, desde mi punto de vista, es la única que puede garantizar la convivencia pacífica y el ejercicio de las libertades. Repruebo sin fisuras la dictadura franquista, como lo hago con todas las dictaduras, sean de izquierdas o derechas. Quienes me censuran por ser del PP y por sentirme español, solo demuestran ese enfermizo sectarismo que por tan mal camino nos está llevando.

Creo que la voluntad de los ciudadanos en las urnas es la esencia de este sistema que, atendiendo a lo que sucede en otros países muy admirados por algunos, nos convierte en un país privilegiado. Por eso no comprendo cómo hay quien, por puro interés, desoye al mandato de las urnas haciendo que un candidato que solo ha obtenido 400 votos de 7.000, dirija desde la permanente vendetta un ayuntamiento, jaleado por los que consintieron semejante despropósito mientras se dan puñaladas por la espalda.

Nadie va a conseguir que me avergüence de todos estos principios que me definen, a mí y a millones de españoles, incluso en esos lugares donde parece que los únicos demócratas son los que incumplen las leyes y exigen una libertad que ellos arrebatan a manos llenas a las personas que no toman las calles al grito de represión, a quienes callan y excluyen porque su opinión no les vale.

*Concejal y presidente del Partido

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